lunes, 15 de abril de 2013

Más allá del COLOR

Hace unos días hablábamos del Lenguaje Visual. Para ir adquiriendo poco a poco el vocabulario que nos da acceso a lo aparentemente comprensible, pero profundamente incomprensible, es decir, para lograr entender lo que nos quieren decir las imágenes, no podemos olvidar el COLOR.
Existe toda un teoría sobre él, pese a que como tal, no sea real o tangible, sino más bien una sensación.
Dejemos a un lado la dimensión científica, apartemos de nuestra cabeza a Newton, los prismas y las refracciones, porque al fin y al cabo, no es lo que nos interesa. En este momento, somos espectadores y tenemos que aprender a mirar.
Para ello, nos interesa Goethe y todo su desarrollo sobre la Psicología del color, o Münsell, que establece que el color es tridimensional: tono, luminosidad (claridad/oscuridad) y saturación (grado de pureza). También nos interesa Paul Klee, perteneciente a La Bahaus (de la que aún no he hablado, pero tengo que hacerlo) y representante del surrealismo y la abstracción y su idilio con el color. Sorprendentemente, Klee comenzó su andadura artística haciéndole muy poco caso y dándole un valor mínimo, lo consideraba mera decoración, pero poco a poco, en su evolución, va cobrando mucha importancia, . De hecho, es el elemento central que mueve a Klee para realizar sus obras junto con la naturaleza. Estos elementos se convierten en el motor mediante el cual él se expresa y crea paisajes, ciudades y mundos llenos de imaginación, en búsqueda de una infancia aparentemente perdida.
Paul Klee. Ad Marginen. 1935

Paul Klee. Retrato de la señora P. en el sur

Posiblemente esa "obsesión" por el color provenga de anteriores experiencias del artista. Porque el color no es algo tan sencillo o algo que simplemente entra por los ojos y lo percibimos. Cada persona lo hace de una forma única, porque no sólo depende del proceso visual, que a su vez depende de la calidad de la visión que tengamos, sino de las experiencias vividas, del conocimiento que tenemos de la realidad. También del resto de colores que acompañan, que harán que un mínimo detalle adquiera mayor relevancia, y por supuesto de la luz, que es la productora del color.


De todas formas, el ojo humano se encuentra limitado respecto al color. No podemos ver todos los que hay, pero si podemos darle un significado. Y esa simbología es algo muy cultural, y en muchas ocasiones la semiótica del color nos permite un rápido acceso a la comprensión. 

Es todo un mundo difícil de explicar por aquí, no por lo complicado, sino por lo extenso, así que dejo un enlace en el que cuentan muchos más misterios.




No podía cerrar el capítulo del color (aunque creo que siempre hay que dejar la puerta abierta) sin hablar de  Mark Rothko...no se por qué, pero siempre me han gustado sus campos de color...sus cuadros de una dimensión considerable que a través del uso del color logran impactar de forma que se quedan en la retina. Bueno, su imagen en la retina y la sensación en el estómago. Su obra es transmisora de emociones,y eso lo hizo hasta el fin de sus días, y eso es lo que al fin y al cabo, quiere el arte.


Probad, coged un folio y sin pensar demasiado, elegid colores y poneos a dibujar. Mañana coge tu obra e investiga que quieren decir esos colores. Reflexiona sobre cómo te sentías ayer...a ver que sale ;)

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